Me ausenté de aquí por un buen rato, viaje de negocios (mentira, no tengo vida
) Ayer entré a revisar mensajes y veo tu pregunta. La verdad no esta tan fácil. Cuando reflexioné lo que me preguntaste, se me vino al pecho esa sensación agridulce de cuando tomo la cámara, la enciendo busco un buen encuadre de algo bonito, presiono el obturador, capturo la fotografía sólo para darme cuenta de que no tenía la tarjeta de memoria puesta y la imagen que vi en el monitor de la cámara duró unos segundos y desapareció para siempre.
Es difícil, porque la fragilidad mental de todo ser humano es pensar que las cosas son para siempre y nuestro gran espejismo es creer que dejaremos una obra magistral que nos hará vivir a travez de la misma incorporea y eternamente. Pero la realidad es que todos somos una fotografía en una cámara sin tarjeta de memoria. Somos hermosos a nuestra manera particular de serlo, prevalecemos el tiempo necesario y después nos esfumamos; no importa nada, ni los monumentos, pinturas, novelas, fotografías o lo que sea, llegará el momento en el que nadie nos va a recordar, en que nuestro legado se verá incinerado por la cuenta regresiva de nuestra supernova y nos convierta en cenizas. Pero, a pesar de ello seguimos tratando, y eso es lo más bello.
Tu pregunta es muy difícil, más de lo que te imaginas. Creo que a temor de lamentar mi respuesta, elegiría seguir tomando fotografías efímeras que duren el tiempo que tengan que durar y después desaparezcan para siempre, de esta manera y mientras siga vivo, tendría una razón para sentirme molesto y un poco frustrado, pero sobre todo, me daría el motivo necesario para seguir encontrándole un sentido a seguir fotografiando.